sábado, 31 de marzo de 2012

Ejecución de soleras


EJECUCIÓN DE SOLERAS o PAVIMENTOS DE HORMIGÓN

Vamos a dar el toque constructivo a este blog, comentando la ejecución de las soleras en obra.
Existen diversas teorías a la hora de realizar una solera, pero después de unos cuantos años de experiencia, de leer normativas, artículos sobre sus patologías, etc, hemos creado la nuestra, la cual “intentamos” aplicar en nuestras obras, no sin pocos esfuerzos.
Por supuesto, este post está abierto a vuestros comentarios, sugerencias o críticas, ya que conocer otras experiencias nos hace también aprender.

Para que no sea muy pesado, lo explicaremos de forma esquemática:

Teoría base: la solera es una estructura flotante, una “pastilla” que debe deslizar sobre el elemento que se apoya y entre los elementos que la rodean. Por tanto, la superficie sobre la que se apoya deberá estar casi pulida y se colocará un plástico para que no haya ese rozamiento. El plástico (lámina de polietileno) puede ser de unos 0,2mm (800 galgas), realizando siempre solapes de unos 20cm en los encuentros entre láminas.
En lo que respecta a los elementos verticales que la rodean (pilares, muros de hormigón o fábrica de ladrillo, etc), es necesario colocar un porexpan o mejor usar un rollo de lámina de polietileno reticulado, la de mayor espesor (1cm), ya que con esto los pilares, esquinas, etc. se envuelven mucho mejor y es más continuo. Este elemento hay que pegarlo de alguna forma al pilar o muro, no dejarlo medio vertical para luego usar el pie mientras echamos el hormigón... Podemos pegarlo con silicona o colocarle unas grapas cada metro aprox. Dejando todo preparado para luego extender el hormigón.
Obviedades: Aunque parezca una tontería, la limpieza de la base antes de colocar el plástico es muy importante, ya que si existen bajo nuestra solera, una presolera o un forjado que tiene “resaltos” o irregularidades considerables, en esos puntos, nuestra solera o pavimento de hormigón reducirá su sección y será un punto frágil por donde romper más fácilmente. Luego podemos encontrarnos fisuras en la superficie que no tengamos ni idea de por qué salen, y algunas, pueden deberse a una disminución de la sección.
Esos “resaltos” pueden ser del propio hormigón (forjado o presolera) que a la hora de ejecutarlo han quedado ahí. Conviene picarlo para dejar la superficie homogénea. Cuando esos “resaltos” son latas de conserva del almuerzo, una piedra gorda que se ha quedado por allí o restos de obra, la cosa tiene más delito. Hay que limpiar, aunque parezca una obviedad, porque esto nos lo hemos encontrado en obra…

Buen apoyo: En el caso de soleras sobre terreno, es necesario consolidar la capa base, por ejemplo con una zahorra o un encachado de grava. Pero en este caso, al quedar una superficie irregular en la parte superior se debe extender arriba una capa de arena o gravín fino, colmatando la superficie y regularizándola. De esta forma se reduce también el rozamiento entre base y solera, aunque es mejor colocar un plástico sobre la misma para que tampoco absorba el agua del hormigón. Además puede ser una barrera contra humedades provenientes del terreno.
Debemos evitar la desecación y fraguado rápido del hormigón, sobre todo de la capa superior recién hormigonada, si se trata de soleras muy expuestas a las corrientes de aire.

Generalidades: En los casos en los que se ejecuta el pavimento en varias capas (presolera + solera) hay que tener en cuenta que si la capa inferior se fisura, la capa superior puede reflejar estas fisuras en la capa superior, al convertirse en un apoyo elástico.

Juntas: Es importante la planificación de las juntas y el plasmarlas en un plano: estructurales, perimetrales y de contracción o trabajo.

Estructurales: las que coinciden con las estructurales del propio edificio. Tendrán el mismo ancho que las de proyecto, usualmente 2-2,5cm, y afectarán a todo el espesor de solera o pavimento de hormigón. Lo mejor es ejecutar el pavimento o solera a ambos lados de esta junta en momentos diferentes, para que podamos usar una tabla de encofrado y quede totalmente limpia la junta. Después de hacer un lado, se coloca el porexpan y se hormigona la otra parte. Sobre todo en el caso de garajes y paso de vehículos, es importante colocar unos perfiles angulares (perfiles laminados de acero), a ambos lados de la junta, y sellar entre ellos con masilla de poliuretano, ya que si no es muy probable que se terminen deteriorando las aristas de la junta y desprendiendo el hormigón. Si no se trata de paso de vehículos, hay juntas de pavimento comerciales.

Perimetrales: las que se colocan contra pilares, muros o elementos recibidos al forjado como los sumideros, arquetas, etc, para que no estén en contacto con la solera. Tendrán un espesor de 1-2cm, según el material a usar y afectarán a todo el espesor de la solera o pavimento.
Los pilares se envolverán con la lámina de polietileno reticulado de 10mm de espesor, aislándolos completamente de la solera.
Los sumideros se recibirán con mortero u hormigón de forma que se puedan envolver con la lámina o porexpan de forma completa, no dejando el corte del mortero a 45º sino de forma vertical, para no debilitar la solera por disminución de su sección:

Estos esquemas son orientativos y existen otras soluciones, pero como hemos dicho antes, es conveniente que el sumidero, que está recibido a la subbase, sea independiente respecto a la solera.



Contracción o trabajo: las que dividen nuestro pavimento o solera para que no se fisure. Se debe estudiar cada situación, ya que la distancia entre ellas depende del espesor de la solera, si es armada o no (y el tipo de armado: mallazo, fibras, ambos, etc) y el rozamiento con la capa inferior.
Para soleras o pavimentos de hormigón en masa se recomienda una separación no mayor de 30 veces el espesor de la solera. No superando los 6m y siendo aconsejable unos 4m de separación. Las superficies resultantes serán lo más cuadradas posibles, sin dejar que la relación entre los lados sea mayor de 1,5.
Para soleras con mallazo se recomienda no superar los 10-15m en juntas transversales y 4-6m entre las longitudinales. No superando los 25-35m2. En realidad lo más habitual es basarse en la distribución de pilares del edificio.

Estas juntas se realizarán a posteriori y deberán cortar el mallazo, por tanto afectarán al menos al tercio superior de la solera. Si fuera necesario transmitir cargas de un lado a otro de la junta, se podrán realizar otras soluciones con junta tipo boca de perro o con pasadores donde se deja la armadura pasante, pero normalmente no se realiza en obra por su complejidad. Estas juntas se ejecutarán entre 6 y 24horas después del hormigonado.

Y para rematar la ejecución de una buena solera, debemos sellar las juntas, no solo las estructurales, sino las de retracción y perimetrales también. Esta operación se realizará pasados los 28 días, sin dejar que pase toda la obra para que se rellenen de suciedad y/o puedan romper por donde quieran.
Al cabo de un tiempo, revisad cómo evolucionan las fisuras y si hay alguna que ha empezado a abrirse de forma inesperada, podéis usar un “truco”: hacer un taladro fino con una taladradora a unos centímetros de la fisura, y esta se dirigirá hacia el taladro en lugar de seguir fisurando el pavimento a su antojo.

Os dejamos un enlace sobre unas juntas comerciales que creemos que pueden ser muy interesantes: JUNTOCENT. Nosotros no las hemos usado, pero al ser prefabricadas deberían funcionar mucho mejor. Si alguno tiene algún comentario sobre ellas o las ha utilizado, os invitamos a compartir esa experiencia.

Armadura: Creemos que lo ideal es colocar un mallazo (150x150x6mm para máximo, para que al andar por encima no “metamos la pata” dentro) y también fibras de polipropileno. Estas últimas nos ayudarán con las fisuras de retracción iniciales (las del fraguado, actuando en las primeras 24h), mientras que el mallazo nos dará resistencia. Las fibras suelen añadirse en una proporción de 0,6-1kg por m3 de hormigón. En el caso del mallazo, este debe estar cortado según la retícula que hayamos marcado de juntas de retracción, es decir, o lo colocamos en su posición y luego se corta con la radial al hacer las juntas, o se coloca ya cortado. Creo que esta última forma es más complicada de hacer en obra, por tanto nos centramos mejor en la primera.
Para colocar el mallazo en su posición (en el tercio superior del espesor de la solera), será necesario colocar unas celosías de apoyo que lo calcen, que además nos permitan caminar por encima sin que se hunda el mallazo mientras echamos el hormigón. Lo de meter calzos de hormigón o dejar el mallazo sobre el plástico y mientras hormigonamos ir levantándolo… no funciona.

En la siguiente foto de una de nuestras obras, se aprecian las celosías de apoyo de las que os hablábamos. Todavía no se habían colocado las juntas de porexpan, pero para haceros una idea de los "calzos", está bien.



Presupuesto completo: El único lenguaje que se entiende en una obra, por desgracia, es el del dinero. Hacer una solera bien, con todos sus elementos: limpieza, plástico, fibras, mallazo, celosías de apoyo, juntas de porexpan clavadas, sellados con masilla de poliuretano, fondo de juntas en caso de las juntas estructurales, pulido, serrado de juntas, etc., cuesta mucho más que una solera simplona. Y la única ayuda que podemos tener en obra, es que la partida del presupuesto sea lo más completa posible. Por tanto, si sois los técnicos responsables de hacer el presupuesto del proyecto de ejecución donde se define dicha solera, esmeraros lo más posible en definir lo que queréis que se haga realmente en obra.

Para poder aprender más sobre soleras, os recomendamos adquirir los cuadernos técnicos de Intemac o haceros con los artículos que circulan por las revistas de los colegios de aparejadores, que pueden abrirnos los ojos, con ejemplos de patologías.


sábado, 17 de marzo de 2012

Abastecimiento de agua contra incendios

En más de un proyecto de instalaciones de BIEs, he podido observar que se utiliza como abastecimiento de agua la red pública. El RIPCI, establece que "se debe garantizar el suministro de forma adecuada", utilizando esa ambigüedad en los términos que tanto nos molesta a los que diseñamos instalaciones. ¿Qué es lo adecuado? Mi concepción de lo adecuado puede ser diferente a la de otro calculista, y mi criterio no tiene porqué ser ni mejor ni peor que el de cualquier otro, estando cada criterio argumentado y razonado. Es decir, el criterio no es definido, sino que se debe interpretar, permitiendo por tanto una "calidad" de las instalaciones muy diferente para locales muy similares, amparando en la interpretación de lo "adecuado".

Como todos sabemos, la compañía suministradora no garantiza el suministro de agua, por lo que se estaría incumpliendo el reglamento, en cuanto a dicha garantía . Y profundizando un poco más, el RIPCI establece que se cumplirá lo establecido en la norma UNE 23500 del año 90.

Pues bien, esta norma UNE, permite el uso de la red pública como sistema de abastecimiento de agua contra incendios, "siempre y cuando se cuente con un gráfico de caudales y presiones, tomados durante 2 semanas por la compañía suministradora, de los meses de Enero y Agosto". En este caso, y bajo la responsabilidad del calculista, se podrá conectar la red de incendios a la red pública de abastecimiento. Ni que decir tiene que la empresa suministradora no te da ese estudio, facilitándote a lo sumo la presión media a lo largo de un día.

No recuerdo haber visto ningún gráfico de presiones en ningún proyecto de BIEs cuyo sistema de abastecimiento de agua sea  la red pública, lo que desde mi punto de vista supone un incumplimiento de la normativa. Si la compañía no suministra al calculista este registro, en mi opinión, debe ser el calculista el que se preocupe de obtenerlo, ubicando en el lugar de la acometida los correspondientes equipos de medida, durante al menos una semana. Dado que la presión en la red fluctúa a lo largo del día, es la única forma de de tener una mínimo de conocimiento de las condiciones de presión del abastecimiento, y de comprobar en un tiempo "¿razonable?" que dichas condiciones están por encima de las necesidades del sistema.

En cualquier caso, echo de menos una norma más rigurosa en la definición de si el abastecimiento de agua debe estar garantizado o no, así como las condiciones mínimas exigibles.